El último pájaro cazado fue una palabra mentirosa.
Era tan hermosa que la acopléen una jaula de oro.
Esperando su canto pasaron los díasy el ave resplandecía, majestuosa, agazapada en un rincón.
Y el canto no llegaba, pero ella estaba viva.Pero no volaba, sólo estaba en su rincón, hermosa.Una tristeza como la niebla comenzó a embargar mi alma.
¿Qué pasaba con esta ave cuya visiónme transmitía ganas de llorar?
¿De qué cielo se había escapado?La palabra permanecía inmutable, rígida en su soledad;
ni siquiera pretendía engañarme: sólo estaba allí.Una congoja subió hasta mi boca,
y la emoción fue tal que por fin comprendí la verdad:las palabras mentirosas deben ser libres
para posarse en muchas ramas,para anegar el alma de las personas y hacerlas felices,
o hacerlas desgraciadas.Las palabras mentirosas existen para llevarnos por caminos
nunca transitados; para perdernos o para encontrarnos.Respiré, libre al fin, y abrí la jaula.
Josefa
Así me gusta, que vayas firmando.
ResponderEliminarNo me gusta que escribas en rojo, ponlo ne negro! no pega con los colores de la página
ResponderEliminar