CANTO A MÍ MISMO

Me celebro a mí mismo,

y cuanto asumo tú lo asumirás,

porque cada átomo que me pertenece,

te pertenece también a ti. [...]

Walt Whitman. Hojas de Hierba.



jueves, 31 de mayo de 2012

OBSERVAD LA VIOLENCIA ...


En ocasiones veo hombres
Por: Roberta Bosco y Stefano Caldana | 30 de mayo de 2012
Zwischenräume o Interstitial Spaces de Petra Gemeinboeck y Rob Saunders
¿Quién es el observador y quién es el protagonista? ¿Quién molesta a quién y quien controla a quién? Preguntas a las que intenta responder Zwischenräume, una instalación robótica de Petra Gemeinboeck y Rob Saunders.

Al entrar, la sala parece completamente vacía, excluyendo por supuesto los seres humanos que, en su papel de visitantes de una exposición, deambulan sin entender bien lo que está pasando y lo que deben contemplar en aquella triste sala, donde un par de sillas y unas macetas completan un vetusto decorado encerrado entre paredes recubiertas de papel viejo y polvoriento.
Sin embargo, pronto se dan cuenta de que no están solos. Las paredes empiezan a temblar y a agrietarse, bajo los martillazos que alguien desde el otro lado le está propinando con fuerza. Los cuadros empiezan a caerse y se percibe que incumbe alguna amenaza, sensación que se consolida cuando al acercarse hacia la fuente del ruido el espectador descubre que una plancha de vidrio ha sido interpuesta entre el y la pared para garantizar su incolumidad.

El ojo del robot en la instalación Zwischenräume de Petra Gemeinboeck y Rob Saunders Del otro lado está Zwischenräume, que en español se traduce Espacio intersticial, una instalación robótica donde no es claro quién es el observador y quién es el protagonista. Desarrollada por la artista austriaca Petra Gemeinboeck y el inglés Rob Saunders, la pieza consiste en una comunidad de robots, que ocupan el lado de la sala oculto por la pared y están dotados de un micrófono para relacionarse entre ellos y comunicarse con las personas, cuya presencia perciben en el espacio expositivo. Los robots disponen de unos martillos con los que golpean la pared intentando abrirse paso, para finalmente poder identificar a través de una cámara el origen de las presencias que tanto les inquietan.


Zwischenräume es una instalación centrada en la temática de la vigilancia, que quiere dar una vuelta de tuerca más a las problemáticas de quién es el observado y cuando se convierte en un amenazado. Los robots se activan al percibir los seres humanos, cuya presencia les genera un tremendo estado de ansiedad que no termina hasta que puedan identificar el origen de la supuesta amenaza, a pesar de que por ello tengan que despedazar literalmente la pared que les separa, pasando de voyeur a amenaza.

Un robot de la instalación Zwischenräume de Petra Gemeinboeck y Rob Saunders “Nuestra práctica únicamente utiliza la robótica como medio de intervención en el ambiente humano. En Zwischenräume se adoptan tácticas de combate urbano, que los soldados aprenden para pasar literalmente, a través de paredes de casas privadas. La arquitectura se convierte así en el medio de las máquinas para hacer realidad sus deseos, produciendo grietas, agujeros y cicatrices a través de las cuales observan y conspiran. Los robots funcionan de forma autónoma y están intrínsecamente motivados para estudiar su medio ambiente. Cualquier nuevo visitante provoca su curiosidad”, explica Petra Gemeinboeck, anunciando que están desarrollando una nueva versión de la obra llamada Accomplice, compuesta por una entera colonia de robots inteligentes.

Actualmente, ambos artistas viven en Australia: Petra Gemeinboeck es professora de Interactive Media Arts en el College of Fine Arts, de la Universidad New South Wales y Rob Saunders es professor de Design Computing en el Design Lab, de la Universidad de Sydney. Sin embargo viajarán pronto con sus robots a Europa, donde tienen en programa dos residencias: una en la Cité Internationale des Arts de París, entre junio y septiembre y la otra en el prestigioso Ars Electronica Futurelab de Linz en Austria, entre octubre y noviembre.


Javier Marías, uno de los novelistas europeos más renovadores
Varios expertos españoles y extranjeros en la obra del escritor y académico asisten al homenaje que le dedicó la revista 'Ínsula'
El autor de Tu rostro mañana dice que no cree en la 'marca España'. Cree en los individuos
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el escritor y académico Javier Marías. / ÁLVARO GARCÍA
 “La familia Taeger, compuesta por tres hijos –Milton, Edward y Arthur-, una hija –Elaine-, el abuelo Rudolph, la tía Mansfield y el señor y la señora Taeger, empezó a derrumbarse en 1922, cuando vivía en Pittsburgh, Pennsylvania”.
Cuarenta y un años han pasado desde que Javier Marías iniciara su trayectoria literaria con este comienzo de su novela Los dominios del lobo. Tenía 19 años. Once novelas después, dos colecciones de relatos, 19 volúmenes de ensayos y numerosas traducciones, Marías es el escritor español más prestigioso en el extranjero. ¿Por qué? "Por ser uno de los novelistas europeos más renovadores”, afirma Domingo Ródenas, de la universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. “Ha desarrollado un estilo que no es un aspecto meramente formal sino una manera de contemplar el mundo.  Su escritura es el pensamiento en acción, y a él asistimos los lectores”, asegura Alexis Grohmann, de la Universidad de Edimburgo. “Su obra es un canto a la sensibilidad, y expresa la profundidad del pensar”, explica el experto argentino Agustín Casalía. Todos ellos invitados al homenaje que ha recibido hoy el escritor y académico en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid, con motivo del número doble con el cual la revista Ínsula ha celebrado sus 66 años como una de las publicaciones de referencia para los hispanistas.
Ha desarrollado un estilo que no es un aspecto meramente formal sino una manera de contemplar el mundo. Su escritura es el pensamiento en acción, y a él asistimos los lectores
A elogios y palabras como las anteriores Marías (Madrid, 1951) sólo atina a decir: “Leer las cosas que se escriben sobre lo que uno ha escrito no es fácil. A veces son iluminadoras, o tristes. Y yo creo que, queramos o no, en uno influye la opinión de los lectores, de los críticos y de la sociedad en general porque de una u otra manera devuelven la imagen de la cual es imposible hacer caso omiso”. Este monográfico de la revista le produce a Marías “cierto temor y estupefacción”. Pero hay un aspecto más práctico y positivo: que tal vez le ayude a zafarse de algunas de esas imágenes que le ha devuelto las opiniones ajenas.
Halagos y opiniones más entusiastas que llegan, sobre todo, del extranjero donde, además, se van a publicar en estos días tres estudios sobre la obra del autor de títulos como Todas las almas, Mañana en la batalla piensa en mí, Corazón tan blanco y Tu rosto mañana. “Es un autor sumamente europeo en el sentido de mirada cosmopolita y más allá de lo exclusivamente español. Escribe desde el mismo centro de Europa y su Historia”, según Grohmann.
Marías dice que su literatura es española “porque no puede ser otra cosa”. Recuerda que ha vivido fuera pero su infancia y vida son de aquí. Otro cosa es que siempre ha oteado el exterior y se ha nutrido del legado de la literatura universal lo que ha hecho que su obra registre un tipo de personajes, situaciones y estructuras narrativas que no corresponden a lo más típico español.
La 'marca España' me trae sin cuidado. La cultura española no es englobable. Me interesan los individuos
No comparte el patrioterismo generalizado: "La 'marca España' me trae sin cuidado. La cultura española no es englobable. Me interesan los individuos". Sobre los recortes a la Cultura dice que es preocupante. Y reconoce que este año se ha "cabreado" con la declaración de la Renta porque lo que pague no irá a educación ni a sanidad y, en cambio, podría ir a Bankia, a la trama Gürtel o al caso Nóos.
Esa mirada más allá de España la tiene el novelista des de sus orígenes. Cuando empieza su trayectoria con Los dominios del lobo, en 1971, "él representa la reacción contra el horizonte literario y cultural de la época", explica Domingo Ródenas. Marías, agrega, va contra una literatura que había olvidado al lector. "Apostaba por la literatura que contara cosas y comunicara". Pertenece a una tradición de grandes constructores de lenguaje y estilo que "logran conciliar todo eso con el contar".
Y en ese flujo el Tiempo es clave la manera como lo manipula de tal manera que va asociado a la idea de la digresión, y "como un elemento trivial puede tener protagonismo insólito", asegura Grohmann. Su escritura es el pensamiento en acción a medida que es escritor escribe va revelando el mundo y el narrador se va enterando; "piensa el autor y piensa el lector y como lectores seguimos sus pasos".
Traducido a más de cuarenta idiomas, su novela número doce está en camino, aunque confiesa que tiene demasiadas ideas "y eso es peligroso".


“La creación puede ser un acto de dolor, porque se enfrenta al vacío”
El director teatral y actor Patrice Chéreau protagoniza en el Teatro de la Abadía de Madrid la dramatización de 'Coma', obra del escritor y periodista Pierre Guyotat
De la mano del atormentado universo parido por la pluma de Pierre Guyotat, Patrice Chéreau sube una vez más a un escenario ataviado con las pieles del actor. Con un objetivo que se diría banal y, en realidad, es casi una quimera: abordar, desde la lucidez, la época en la que vive. Hombre de teatro, de ópera y de cine, Chéreau (Lézigné, Francia, 1944) pone en pie en el Teatro de la Abadía la dramatización (más cerca de una lectura que de un montaje escénico) de Coma,obra del escritor y periodista Pierre Guyotat. Con ella se adentra en territorios comunes a la condición humana como son la soledad, el desamor, la angustia, el dolor y la liberación catártica de ciertas tradiciones.
La obra de Guyotat es una novela, adaptada por él mismo con la ayuda de Chéreau: es la base de un espectáculo de poco más de una hora que, explica su protagonista, “de no cortarlo podría durar cinco”. El director de La reina Margot la puso en pie al recibir en 2009 el Premio Europa para el Teatro. Para tener una mirada ajena a la suya eligió al director Thierry Thieû Niang, con quien tantas veces ha colaborado. Después Coma se estrenó en el Théâtre de l’Odéon de París y ahora llega a la Abadía en el marco del Festival de Otoño en Primavera de Madrid, donde se representará desde mañana hasta el domingo.
La obra aborda el relato iniciático y autobiográfico de Guyotat, hombre polémico y contestatario, que cuenta la crisis creativa y espiritual en la que se vio sumergido. Una depresión en la que todo giraba sobre la muerte y la desesperada necesidad de expresión, los impulsos suicidas, el poder de los sentidos y la urgente necesidad de crear y de existir. “Todos los textos te hacen pensar en la muerte, pero aquí es muy interesante adentrarse en un autor que estuvo tan cerca de ella y, con posterioridad, ha vivido de nuevo, pero encontrando un gusto a la vida que no conocía”.
Chéreau reconoce no haber estado nunca en coma: “Pero sí he visto que la creación puede llegar a ser un acto de dolor, al enfrentarse al vacío anterior a lo creado”. El protagonista de Coma se autodefine así: “No soy un autor ni un creador, tan solo soy un director que monta textos de otros. La soledad de mi padre frente al lienzo era mucho más grande que la mía haciendo teatro, porque haciendo cine nunca estamos solos. La soledad de mi padre y la de Guyotat son más parecidas, pero yo no me siento solo, ni sin ideas, siempre tengo el texto”.
Como actor solitario ha venido a España en varias ocasiones, aunque es mundialmente reconocido por haber hecho visible a Bernard-Marie Koltès, montando casi todas sus obras. Se queda pensativo unos segundos al preguntarle por los puntos en común entre el dramaturgo desaparecido y Guyotat, y al final se lanza a una larga respuesta: “Los dos comparten una angustia vital y, curiosamente, son las dos personas más divertidas que he conocido, tienen una distancia con el mundo que les ayuda a vivir, tienen en común ese interés por las personas, son humildes, amables, no solo sencillos, son personas cuyo amor propio y dignidad han sido sometidos por la colonización, tienen una relación muy fuerte con el colonizado, con las personas explotadas. Y comparten un profundo amor por la lengua francesa”.
Todo lo cuenta en un español de rico vocabulario que aprendió desde niño: “A mi padre le gustaba mucho España y en los años del franquismo, llenos de pobreza, veraneábamos en la costa, pero nada era lo suficientemente salvaje para él, hasta que en los años cincuenta encontró un pueblo muy pequeño, de unos 500 habitantes, con dos playas salvajes de varios kilómetros, que se llamaba y se llama Benidorm. Allí vi en los años sesenta, por primera vez, un hotel que era un rascacielos. Y le puedo decir que, a partir de aquel momento, ya nada volvió a ser lo mismo”.

miércoles, 30 de mayo de 2012


Y así delató Góngora al inquisidor...
En un manuscrito inédito el poeta acusa a un miembro del Santo Oficio
Era su antiguo amigo Jiménez de Reynoso, quien vivía amancebado con una mujer
Es el primer texto del literaro cordobés hallado desde el siglo XIX
Un refinadísimo esteta del Siglo de Oro hablando de las “inmundicias y suciedades ordinarias” que manchaban unas camisas tendidas al sol tras noches de desfogue sexual. Luis de Góngora (Córdoba, 1561-1627), el padre del sofisticado culteranismo, narrando cómo el inquisidor Alonso Jiménez de Reynoso, para beneficiarse cómodamente a doña María de Lara, mandó abrir un boquete en una muralla “de nueve pies de ancho”. Este es parte del contenido de las cinco páginas manuscritas por el célebre literato, halladas por la hispanista Amelia de Paz, y que han sido presentadas hoy en la Biblioteca Nacional como la gran joya de una exposición dedicada al autor de Soledades.
Desde el siglo XIX no se hallaba un manuscrito gongorino de semejante peso. El poeta Dámaso Alonso encontró dos renglones con los que el poeta apostilló de su mano una carta dictada. Pero el hallazgo anunciado en la inauguración de la muestra Góngora. La estrella inextinguible. Magnitud estética y universo contemporáneo, organizada por Acción Cultural Española, supondrá un cambio en la forma en que vemos a este clásico.
“La visión que tenemos en España de Góngora es la de un clérigo serio, severo… la del cuadro de Velázquez”, señala por teléfono la hispanista y advierte que, aunque todavía es pronto para establecer conclusiones, este manuscrito mostraría un Góngora más desenfadado y burlón.
De Paz estudiaba el contexto social de Góngora cuando, revisando la sección de la Inquisición de Córdoba en el Archivo Histórico Nacional, dio con las cinco páginas manuscritas a doble cara. “Ha sido un hallazgo totalmente involuntario”. El texto es una acusación de Góngora contra un inquisidor, su antiguo amigo Alonso Jiménez de Reynoso. El porqué de dicho ataque permanece en el misterio: “Góngora y Reynoso habían sido amigos y por alguna rencilla, creo sobre el padre de Góngora, se enfadaron”, explica De Paz, quien prepara un libro sobre el disoluto inquisidor.
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Primera página del manuscrito de Góngora / Acción Cultural Española
El Santo Oficio tenía su propio sistema de control interno y enviaba a los diferentes tribunales inspectores (los inquisidores visitadores) que evaluaban la conducta del resto de inquisidores, algo así como el departamento de asuntos internos del que se habla en las series policiacas. Góngora aprovechó la visita de uno de esos inspectores para poner de hoja de perejil a su examigo Alonso, quien estaba amancebado con María de Lara, a quien había conocido en Granada y a quien llevó de ciudad en ciudad allá donde fue destinado. El inquisidor no solo mantenía una conducta tenida por inadecuada para un clérigo, sino que además –según Góngora– hizo obras en su nidito de amor “a costa del Rey”, o sea, malversó dinero.
Ese tipo de testimonios ante la Inquisición solían realizarse de manera oral, por eso el hecho de que exista este texto le añade valor. Góngora fue llamado a testificar por la mañana y alegó no acordarse de nada: “debo recorrer la memoria”. Luego, por la tarde, envió las cinco hojas manuscritas. “Llevó al inquisidor a su terreno, el de la lengua escrita”, señala la hispanista.
La acusación de Góngora (un personaje influyente en Córdoba, hijo de una conocida familia y racionero de la catedral, o sea, que se llevaba una parte de las rentas del templo) surtió efecto. “Consiguió quitarse de en medio a Reynoso porque puso en marcha su red de influencias. Reynoso fue sancionado. Lo suspendieron y lo trasladaron a otro tribunal, algo que en realidad fue un ascenso porque lo mandaron a Valladolid, que era una plaza más importante que Córdoba”, cuenta De Paz.
La hispanista quita importancia a la tórrida relación sexual entre el inquisidor y doña María de Lara, una relación “muy pública y escandalosa”, según Góngora. “Era el típico amancebamiento. Había un consentimiento grande, no solo por parte de la Inquisición, también por la parte de la gente. A poco que uno lea sobre el funcionamiento del Santo Oficio descubre que era más indulgente de lo que se suele creer”.
La memoria y la obra de Góngora fue la amalgama que catalizó a la Generación del 27. Para culminar el homenaje al poeta cordobés por el tercer centenario de su muerte, el 16 y 17 de diciembre de 1927 la vanguardia poética se reunió en Sevilla: José Bergamín, Juan Chabás, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti y, singularmente, Dámaso Alonso, quien realizó ediciones críticas y estudios, en especial sobre su segunda etapa, la denominada culterana, en la que la inteligibilidad de los textos se subordinaba al efectismo estético.
La exposición que acoge la Biblioteca Nacional repasa los más de 400 años de influencia de la obra gongorina en la literatura universal. Para ello se muestran centenares cuadros, manuscritos, grabados, dibujos, cartas, esculturas, instrumentos musicales, tapices, partituras, carteles, libros, y revistas.
"Pública y escandalosa"
Extracto del manuscrito de Góngora:
“Ýtem, e oýdo decir a Álualo de Vargas,paje que fue del dicho ynquisidor, como la dicha doña María era su amiga y entraba y salíade su casa muy de hordinario, y la tenía veinte y treinta días en un aposento alto que llaman de la Torre, donde la entraban por una escalera falsa que está en la principal, que sube a su quarto, y para tener correspondençia a su aposento hiço romper a costa del Rey la muralla de nueve pies en ancho,y el dicho Vargas la bio abrir y trabajar en ella como agora se puede ber por vista de ojos; y que quando el dicho ynquisidor dormía con la susodicha doña María lo echaba él de ver en quatro y seis camisas que había él mudado la noche y estaban tendidas a la mañana en el terrado para enjugallas del sudor, donde hallaba en las delanteras de las dichas camisas las inmundiçias y suciedades hordinarias de semejantes actos, como lo dirá el dicho Áluaro de Vargas”.