(Silogismos de la cobardía, VII)
Las cosas, por fuera.
Ya no quiero su intimidad.
Ni siquiera el leve olor de un encuentro fortuito.
Cualquier contacto crea memoria.
Y ésta alimenta a las entrañas.
Ahora desbocadas.
Disconformes con su porción de realidad.
Quiero que el mundo deje en paz mi interior.
Yo hago todo lo posible por olvidarlo.
Caminando a tientas entre los objetos
(para no despertarlos y que así no formen parte de mi vida).
Nos enseñan que la existencia ha de ser rica.
¿Por qué?
Cuanto mayor es la presencia, más insoportable el dolor.
Sí.
Hablo de retirada.
De no estar para nadie.
Para que de este modo el alma muera de inanición.
Yo no soy nada de lo que hay dentro de mí.
No reconozco como propio este invisible enfurecido
que crece sin norma alguna.
Debajo de la piel están todas las razones por las que una
vida es imposible.
La sensatez es una cuestión epidérmica.
Pedro Alberto Cruz
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