Caen, deshojadas, las palabras, una tras otra: sí, no, sí, no…
En el foso, una colilla amorfa yace rodeada de fragmentos
de letras y de ojos.
La faena de esta tarde ya ha terminado: la sacan arrastrando entre escobas
y el público grita alborozado.
Un cubo de basura es su tumba.
Ya no existe el humo; ya no existen las volutas;
ya no existe el misterio, ni el piano, ni el amor.
Josefa
No has puesto de quién es...
ResponderEliminardesde luego, qué limpio está el blog!