La despiadada rueda de un coche aplastó a un pobre
pajarillo que pagó con su vida la torpeza y lentitud en sus movimientos.
Y yo digo:
La vida es una rueda inmisericorde que destroza todo
cuanto a su paso encuentra: no sólo a los lentos se lleva; también, a los rápidos,
y a los que creen tener y saberlo todo.
¡Es duro ver y oír la muerte en una plácida tarde
primaveral!
El ruido de la muerte es un crac que sacude nuestros
sueños alucinantes y nos arrastra por el suelo con una impotencia terrible.
Pero sólo dura unos instantes y uno sigue la rutina
mandando los pasos de la vida por delante, abanderados de nada, a la vanguardia
del vacío.
Nada soy.
Sólo sigo a la espera de mi rueda prometida,
conducida por un dios inexistente.
tú no te puedes morir, eres madre, y tienes hija.
ResponderEliminarJulia, amor.
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