CANTO A MÍ MISMO

Me celebro a mí mismo,

y cuanto asumo tú lo asumirás,

porque cada átomo que me pertenece,

te pertenece también a ti. [...]

Walt Whitman. Hojas de Hierba.



miércoles, 29 de diciembre de 2010

TAMBIÉN LA LLUVIA

TAMBIÉN LA LLUVIA
De la revista CINEMANÍA. Enero 2011. Nº 184.
Por Irene Crespo.
“El cine es un oficio de valientes y románticos. Lo es. Aunque a veces se nos olvide. Es un mundo en el que hay gente que se juega su dinero, su casa, su vida por entretener un rato a otra gente (sacando un beneficio, por supuesto). Y como se lo juegan todo, hacen TODO lo posible por que su película salga adelante. Así es Costa, el protagonista de También la lluvia, la quinta película de Icíar Bollaín como directora. Un productor “de la nueva generación”, dice Luis Tosar de su personaje. “Aunque a priori parezca un tipo cínico y cabroncete para algunas cosas, Costa es un apasionado del cine y de lo que hace”. Es el perfil de los nuevos productores, “de los que hay muchos”, resalta Tosar, con bastante orgullo, de un papel en el que se ha sentido claramente cómodo y no sólo por trabajar nuevamente con su amiga Icíar Bollaín, tras Flores de otro mundo (1999), Te doy mis ojos (2003) y un par de cortos. “Los productores ya no son gente que se queda en su despacho a esperar noticias, sino que están muy presentes y hacen todo lo posible por que las cosas funcionen. Y en ese sentido, he tenido muchos referentes de gente con la que yo he trabajado”.
En un nivel más práctico, Costa es, además de un reflejo de ciertos productores actuales, el nexo de las tres historias que se solapan en También la lluvia. “Es quien lo conduce todo –explica Icíar Bollaín-. De la mano de Luis [Tosar] vamos yendo por la Conquista de América, por el rodaje de cine y por la Guerra del Agua”. Sí, hasta en tres escenarios tan distintos se desarrolla la acción. Por un lado, la experiencia del equipo español-mexicano que viaja hasta Bolivia para rodar una película sobre la conquista de Colón en América: el cásting, el montaje de escenarios, las cenas del grupo… Por otro, la propia película dentro de la película: secuencias enteras de un Colón (Karra Elejalde) desesperado por el oro, los frailes Bartolomé de las Casas (Carlos Santos) y Antonio Montesinos (Raúl Arévalo) defendiendo los derechos de los indígenas… Y, por último, la guerra (real) que se desató en Cochabamba (Bolivia) por la privatización del agua en abril de 2000; conflicto en el que, en la película, todo el equipo de rodaje se ve inmerso tras contratar para el papel del indígena Hatuey a Daniel, uno de los líderes de la revuelta. “El proceso que sigue el personaje de Luis Tosar –dice Bollain- es el que hace avanzar todo el argumento: él llega a Bolivia de una manera bastante utilitaria para sacar partido de aquello porque es barato, pero allí se tropieza con un tipo como Daniel que tiene una dignidad, una mirada y una presencia que cuando éste le pide ayuda, Costa no puede dejar de hacerlo”. Un romántico.

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