“Dice Luis García Montero, en una de sus más bellas reflexiones, que los hijos son el segundo país en el que nacemos. Yo iría un poco más lejos para decir que, con los hijos, se muda la primera piel por otra más porosa, más frágil, que te torna en una entidad extremadamente vulnerable al mundo. Si hay una pura conciencia del cuerpo, es la que aportan los hijos; y ello a causa de que, por primera vez, la relación que se entabla con las cosas se realiza en el punto exacto en el que el yo y el otro empatizan en función de su grado máximo de indefensión. La piel sólo habla cuando se siente débil, falible, siempre que se sumerge en ese trance doloroso en el que deja de funcionar como una película de protección para convertirse en una superficie permeable, atravesada por todo. Los hijos te abren hacia la alteridad de una manera desproporcionada, salvaje, que intentas racionalizar para calmar la ansiedad, pero sin que alcances en ningún momento el éxito. La radicalidad de la piel dinamita la posibilidad del nombre; los hijos siempre se sustraen al lenguaje”.
Pedro Alberto Cruz
No s'e lo que es tener hijos, pero s'i buenos profesores, y sin duda 'el lo fue, no recuerdo clases tan interesantes, ni nadie que me haya hecho cuestionarme tanto, siemrpe respet'andonos y valor'andonos por encima de los dem'as, como si fu'eramos la prolongaci'on de ese nalgo que tanto ama pero no puede hacer por e'l mismo, el arte.
ResponderEliminarlamentablemente, hacen falta muchos profesores, y mucha cultura, para acabar con el animalismo.