STAR WARS

STAR WARS. De Manuel Piñón:
Lo primero que llama la atención al entrar en Lucasfilm –fuente de Yoda, desfile de tropas de asalto, traje original de Boba Fett, sables láser y Primera Dama aparte- son los carteles clásicos que hay colgados en sus paredes. George Lucas tiene una colección impresionante que abarca desde pioneros del cine documental (Nanook, el esquimal, 1922) hasta gamberradas farloperas (Granujas a todo ritmo, 1980) diseminada por los 79 mil metros cuadrados del LDAC. De alguna manera, parece que, al colgarlos, Lucas hubiera escrito en las paredes un canon cinematográfico, esas películas que, por muy distintas que sean entre ellas, contienen los ingredientes necesarios: magia, emoción, aventura, riesgo, originalidad, comedia, audacia…
Salgo de un ascensor y me topo con el mal en gran formato: el cuadro de Vigo el Carpato, de Cazafantasmas II. Avanzando, otras perlas salidas de Industrial Light and Magic, la división de efectos visuales de Lucasfilm, conviven como testimonio de 35 años de excelencia. El alien de Abyss o un T-1000 de mercurio conviven con objetos de películas que no cumplieron las expectativas como Rocheteer o Nuestros maravillosos aliados. “Todos son nuestros hijos y estamos orgullosos de ellos”, parecen decir los pasillos que los acogen. Y sí, hay un póster de Howard, un nuevo héroe.
El nacimiento de Darth Vader (La venganza de los Sith, 2005).
¿Quién podía creer que algo que has imaginado casi durante 30 años es todavía mejor? Anakin Skywalker, convertido en tronco humano tras su enfrentamiento con Obi-Wan Kenobi, pensaba que iba a un quirófano pero despierta en un garaje mecánico. El respirador se activa, le encajan el casco y la camilla adopta posición vertical. “¡¡¡Noooooo!!!”.
Allá en el Rancho Skywalker.
Al día siguiente salta la noticia: las seis películas de Star Wars se reestrenarán en 3D a partir de 2012. […]
Con más de 19 kilómetros cuadrados de superficie, la finca concilia de una manera asombrosa casi todas las facetas de Lucas. Por un lado, tiene uno de los tres mejores estudios de grabación del mundo, una sala de cine -The Stag- de inspiración art-decó con un apabullante sonido THX, pero también es un hogar y sobre todo una explotación agroganadera. Todo lo que como ese día procede del propio rancho. Abastecen de carne, fruta, verdura y vino a los más de 1.500 empleados de Lucasfilm. También al venerable maestro Jedi que, con un Yoda manejado como si fuera una marioneta de José Luis Moreno, ha tomado el relevo de los soldados de asalto y nos acompaña ese día.