CANTO A MÍ MISMO

Me celebro a mí mismo,

y cuanto asumo tú lo asumirás,

porque cada átomo que me pertenece,

te pertenece también a ti. [...]

Walt Whitman. Hojas de Hierba.



miércoles, 6 de junio de 2012


El lenguaje como material artístico

La exposición 'Ecstatic Alphabets/Heaps of Language' del MOMA de Nueva York hace de nexo entre el arte contemporáneo y las palabras

Paul Elliman. 'Found Fount: Wild Asters'. 1996–ongoing / MoMA

Fragmentos de objetos que dibujan letras, teléfonos que ofrecen poemas de Allen Ginsberg al marcar el 347-763-8001, un pasillo recorrido por instrucciones en PVC: “Andar Hablar Andar Hablar”… La exposición Ecstatic Alphabets/ Heaps of Language del MoMA de Nueva York reúne hasta el 27 de agosto obras que tratan el lenguaje como material artístico.
Laura Hoptman es la comisaria de una muestra con un doble recorrido. De una parte, se recogen obras del siglo XX “que experimentan con la gráfica, el sonido y las posibilidades cinéticas de las letras y las palabras”. En esta sección se enmarcan los discos grabados de Marcel Duchamp en colaboración con Man Ray, varios juegos dadaístas o un dibujo de Robert Smithson de 1966 del que toma su segundo título la exposición. De otra, se pueden ver piezas contemporáneas acompañadas de una serie de performances. Como señala el museo estadounidense, es curioso observar que en las manifestaciones actuales “el lenguaje se ha apartado de la literatura, de los significados atribuidos y, en algunos casos, por completo de las labores de la comunicación”.
El tema resulta dúctil y maleable. Y las direcciones posibles, casi infinitas. Hoptman ha decidido centrarse en obras y artistas que exploran las posibilidades del lenguaje en tanto que “material que puede ser manipulado con libertad creativa, como la pintura, la arcilla o cualquier otro medio”. De ahí que muchas veces la muestra prefiera los juegos con tipografías y las letras como recurso plástico. La presentación del proyecto cita al artista Emmett Willis: “el poema como pintura es tan antiguo como las montañas”. Willis encuentra ejemplos de ello los inicios del cristianismo o la época medieval. Y la muestra enlaza esa tradición con la poesía concreta de Latinoamérica en los años cincuenta.
La naturaleza de la exposición la convierte en una experiencia extrañamente entretenida, recorrida por esa mezcla de sorpresa, sonrisa y curiosidad que provocan los juegos de palabras. Es muy probable que nunca haya reparado en ello, pero las letras están por todas partes. Así, la obra Found fount (fuente encontrada) de Paul Elliman, ordena una serie de objetos –tijeras, broches, soporte de cinta adhesiva- que recuerdan a ciertas letras. Pero no solo se trata de identificar letras, sino también de transformar sus usos y de forzar su aparición en entornos insospechados. En la medida en que uno debe tratar de descodificar esos mensajes, a menudo crípticos, la relación con las obras trasciende a la de la mera visión. The ecstaticalphabet, el vídeo de Shannan Ebner que también bautiza la muestra, emite una secuencia de letras luminosas que debe ser transformada en una frase. Como dice el catálogo, “el lenguaje en estas piezas contemporáneas, complica –frustra, incluso- su lectura”. Una metáfora del tiempo que vivimos.

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