CANTO A MÍ MISMO

Me celebro a mí mismo,

y cuanto asumo tú lo asumirás,

porque cada átomo que me pertenece,

te pertenece también a ti. [...]

Walt Whitman. Hojas de Hierba.



jueves, 28 de junio de 2012


Gótico rabioso con cúter y cartulina

Jack Mircala se afianza como original autor de libros ilustrados

Su técnica mezcla teatro en miniatura, recortables y fotografía

Ilustración del libro 'Pentagonía'. / Jack Mircala

El día en que murió Fernando Gómez (Madrid, 1968) nació Jack Mircala. Exageraciones periodísticas, cierto, pero sintetizan de un tirón una metamorfosis gradual y drástica. Antes de ser Mircala, Gómez había estudiado y trabajado cuatro años como diseñador de interiores, universo de explosiones creativas controladas. Un día se acabaron el estudio y otras cosas que le empujaron hacia esa encrucijada existencial que no admite rodeos.
El diseñador consintió en dejar paso a una identidad agazapada, que tenía un ojo en el cine, una mano en la literatura fantástica y un pie en las vanguardias europeas. De la fusión de todo ello emergen las sofisticadas criaturas de cartulina que ahora firma Jack Mircala: “Digamos que no había roto el cascarón, tenía una serie de aficiones que afloraron y tenía también la necesidad de encontrar una identidad perdida”.
Sus nuevos personajes pueden verse en el libro Pentagonía (Sins Entido), una colección de ilustraciones y relatos dedicados a cinco mujeres fantasmagóricas, absorbentes y retorcidas como Deletérea, que adora “los grumos de comida en los azulejos, las salpicaduras de orines y los restos de sangre en la ropa interior”.
Interpretación de la iconografía de San Antonio de Padua realizada por Jack Mircala. / Jack Mircala
Sobre ese pentágono Mircala busca representar de forma alegórica “situaciones y dificultades que a veces nos encontramos todos, hombres o mujeres, como la búsqueda del futuro, la añoranza, los miedos, la pérdida o el dolor”. Un viaje enfebrecido por pasiones íntimas, que nada tiene que ver con la zarzuela gótica que urdió en Eclipse en Malasaña, un libro que mereció el premio visual de diseño de libros en 2011 y en el que, además de los personajes ficticios, había recreado con la minuciosidad de un recluso escenarios madrileños como la Biblioteca Nacional, la taberna Baztán o el jardín de las Salesas Reales. En él salía Edgardo Póez, trasunto de su admirado Edgar Allan Poe, cuya obra ya le había inspirado Siniestras amadas.
En contra del método de trabajo habitual de Mircala, que lleva a la par la literatura y las escenografías de cartulina que construye, en esta ocasión los textos llegaron antes. Él los define como “enfáticos” y “metalingüísticos”. Rezuman lirismo y visceralidad. Una suerte de rabioso gótico contemporáneo. “Fue al perderte cuando descubrí que la primavera no era sino el inicio de un velado y penoso viaje al nicho del invierno”, escribe sobre Anemia, una criatura de cabellera sanguínea y cuerpo nacarado.
La marca Mircala, sin embargo, reside en sus ilustraciones, curiosos trampantojos creados a modo de teatrillos de recortables que luego fotografía. Cada uno de los detalles que contribuyen a crear el universo irreal de Pentagonía ha sido construido en las técnicas 3D de toda la vida, con cartulinas que a veces arruga y maltrata hasta conseguir el efecto buscado. Hay filigranas estrelladas, gotas de sangre, pescados, colas de ardilla y personajes que corren. Hay expresionismo, barroco y gótico sin que entre ellos se peleen. Lo mismo evoca a Tim Burton que a Malévich. Ese abigarrado mundo surge de una alianza simple: tijeras, cúter, pegamento, cartulinas y lápices de colores.
Autorretrato de Jack Mircala. / Jack Mircala
“El trabajo de Jack Mircala es algo totalmente novedoso, con una gran originalidad no solo en cuanto a la técnica, sino a la propia figuración, que le obliga a buscar soluciones nuevas a cada problema que se le plantea y él es capaz de resolverlas dentro de su propio mundo de cartulinas”, sostiene Gemma Sesar, la responsable de El Patito Editorial, que le ha publicado varias obras. La última, Compostela iconográfica, que salió en marzo, es una reinterpretación de imágenes religiosas ligadas a Santiago. Las 24 maquetas empleadas por Mircala para el libro se exponen hasta finales de agosto en el Pazo de Xelmírez.

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